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CAPITAL LIMINAL. Ernesto Rosa

    límites sonoros de/ la capital

    máquinas de ciudad

    producción 21 edición CONTENEDORES FESTIVAL

    La vista llega antes que las palabras. El niño mira e identifica antes de hablar.

    J.B.

    Aquellos de nosotros dotados con la facultad de escuchar comenzamos como oyentes furtivos en la oscuridad. La escucha domina la vida amniótica.

    D.T.

    Capital liminal fue concebida en su fase inicial dentro de una exposición atravesada por tres ejes, a saber: lo sonoro, la deriva, la ciudad de Sevilla. Por mi parte, añadí a la ecuación otros dos conceptos que, como el lector habrá esperado, fueron lo capital y lo liminal. Guiado por estos cinco vectores y buscando su carácter operativo y nunca su definición estanca, actué en pos de experienciar eventos que pudiesen ser trasladados/transformados en una pieza de arte sonoro. En lo que sigue se pretende ofrecer un acercamiento a las que considero que fueron las tres temporalidades/espacialidades/actividades principales en el desarrollo de la obra, a las que me aproximé desde un enfoque performativo.

    Toda inter-acción (ya sea verbal o muda, objetual o humana, voluntaria o involuntaria) produce una serie de eventos sonoros que se configuran en un paisaje.

    Cuando una persona percibe estos eventos de forma indeseada habla de ruido. Cuando los organiza en un paísaje y le atribuye significaciones puede sentir identificación e incluso emocionarse al escucharlos. Estos paisajes de la convivencia son unos de mis intereses principales. Capital liminal, en su exploración de las sonoridades de los límites, supone una aproximación a paisajes sonoros de convivencias posibles. Al transitar por espacios no capitalizados, a horas del día no centrales (principalmente los límites diarios que suponen el amanecer y el anochecer), abre un espacio que invita a reflexionar sobre nuestra parte en la construcción del inter-nos. La relacionalidad, ese devenir interactivo, nos enfrenta al entendimiento del mundo no como un escenario que acoge a nuestras individualidades o colectividades en un juego de conflictos y alianzas, sino como una continuidad de materia sensible y creativa, cuerpos que crean y sienten. Hacia una relacionalidad sonoramente más amable.

    Ernesto Rosa