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(persona) – Marta Martínez

    Mi práctica artística investiga la realidad como experiencia simulada.

    Influenciada por el net-art, los videojuegos y el budismo, trabajo a través de múltiples disciplinas en respuesta a esa problemática a partir de un lenguaje mayormente basado en Internet y la cultura de la generación Z, contextualizando sus elementos de forma que son resignificados o percibidos en su extensa posibilidad simbólica.

    Me interesan los saltos de realidades, el tránsito de los individuos a través de ellas así como la revelación de la belleza y la fealdad humana durante el proceso…pero sobre todo la idea de la vida siendo desvelada como ilusión; como juego y los individuos como avatares o jugadores. 

    Planteo esta comprensión del ser y estar como un bálsamo ante las desventuradas perspectivas de futuro de los jóvenes, para quienes la inminente destrucción de nuestro planeta se vuelve algo personal e ineludible. Frente a la ausencia de futuro, la idea de carecer de existencia “real” resulta un eficaz mecanismo de protección psicológica para preservar el derecho vulnerado de mi generación a jugar a vivir sin miedo. 

    En menos de 40 años, zonas de España Como la Bahía de Cádiz se verán sometidas debido al derretimiento de los glaciares.

    La angustia por el cataclismo medioambiental está tan extendida entre la juventud que recibe nombre propio: ecoansiedad

    La disociación es un mecanismo adaptativo encargado de desconectar nuestras mentes de situaciones límites. Groenlandia Race investiga así el fenómeno de la disociación como método de distanciamiento de una realidad que supera los recursos psicológicos del individuo para afrontarla: el colapso medioambiental. 

    Este concepto se amplía al ámbito de las artes visuales partiendo de elementos gráficos que, descontextualizados conviven creando una nueva significación. Mediante este método, se fusionan imágenes de desastres provocados por la crisis climática e interfaces de videojuegos que remiten a la despersonalización y distanciamiento del observador como externo a aquello que acontece. 

    Con la llegada de la realidad virtual, las hipótesis de la simulación son puestas en consideración. La concepción de la realidad como una especie de videojuego así como el auge de las filosofías orientales que contemplan la identidad como una ilusión suponen, ante estas circunstancias, un alivio.

    Frente a la ausencia de futuro, reconforta la idea de carecer de existencia inherente para así preservar el derecho de mi generación a jugar a vivir sin miedo. 

    Marta Martínez